![]() |
Obras desde 1950 a 1959
![]() | ![]() |
![]() |
La idea de introducir el movimiento en la pintura es tan antigua como el mismo arte. Tal vez aparezca de forma más evidente en algunas obras como las de Miguel Ángel o de los artistas barrocos, en los cuales el deseo de proyectar las figuras en el espacio y dar la ilusión de que se están moviendo hacia todos los lados cobra una insistencia a veces obsesiva.
De forma más conceptual, es con Cézanne y con los cubistas cuando empieza a aparecer una «cuarta dimensión» dinámica, que al cabo terminará por concretizarse en casos aislados como las máquinas de Gabo y Duchamp, o los «móbiles» de Calder.
Pero creo que es mérito de nuestra generación el haber conseguido que se asumieran, de forma ya irreversible y a escala mundial, el arte transformable y la participación del espectador. Con nuestra generación, me refiero a todos los artistas cuyo proceso es marcado, en su inicio, por el choque revolucionario de los descubrimientos de la ciencia moderna respecto a la inestabilidad de la materia y la ambigüedad del espacio, a la vez que se apoya en la noción de estructura pura. Esa noción desarrollada a través de vías y medios muy diversos permitió una verdadera introducción del movimiento en la obra de arte, en lo que viene a llamarse «arte cinético».
Debo añadir que nunca hemos hablado entre nosotros de cinetismo sino siempre de arte cinético, pues de ninguna manera hemos considerado el desarrollo individual de nuestras investigaciones como «ismo», ni como una escuela o un movimiento.
|
Obras desde 1960 a 1969




A través de toda mi investigación, tuve siempre en mente una sola pregunta: cómo estar seguro de que la materia vuelva a su valor esencial, esto es, a la energía; o para hablar más concretamente, cómo hacer que los elementos con los cuales construyo mi obra sean absorbidos por la fusión espacio-tiempo en la que pierden su solidez y son remplazados por un estado aleatorio de vibraciones. De allí, mi predilección por elementos simples como el cuadrado, el punto, etc., ya que con ellos es más fácil enseñar que toda forma material puede despersonalizarse hasta convertirse en su propio contrario, y poner en tela de juicio su propia estructura.
Es muy posible que yo hubiese encontrado respuestas a mis preguntas en las matemáticas o la lógica, pero para mí era mucho más fácil estudiar el lenguaje de la música, y si tanto me ayudó en mis comienzos es porque siempre lo he tomado como estructura. De entrada me preocupé en encontrar cómo darle a la pintura ese nivel de lenguaje verdaderamente universal que poseen la música y las matemáticas. Si la música codificó sus valores, ¿por qué no haría lo mismo la plástica?
La creación artística es una fuerza que debemos orientar preferentemente hacia la exploración del espacio..., del universo..., de las realidades infinitas que nos rodean y de las cuales apenas somos conscientes.
Obras desde 1970 a 1979
Desde mis comienzos, siempre he afrontado mi obra con el deseo de ver lo que puedo aprender de ella, lo que con ella puedo descubrir. De entre todos los valores universales que me hizo presentir se destaca la idea de las «relaciones», que son para mí más importantes que los elementos en sí. Generalmente los artistas se han preocupados de elementos ya situados en un espacio determinado, cuando en realidad los elementos sólo deberían servir para demostrar la existencia infinita de «relaciones», no sólo en el espacio sino también en el tiempo.
Si el arte es reflejo de su época, debe serlo desde el punto de vista más avanzado de sus preocupaciones, debe ser el reflejo del pensamiento de vanguardia y no limitarse al papel de testigo inmediato de lo cotidiano.
Cuanto más busca una creación plástica acercarse a una proposición cinética, tanto más debe renunciar a la noción de masa en favor de la de energía.
Obras desde 1980 a 1989

La ciencia es un método deductivo y demostrativo, capaz de cambiar la noción estructural que tenemos del universo y detectar con una eficacia formidable la existencia de valores universales fundamentales; pero existe un estado sensible del cosmos que escapa a sus leyes, y que sólo puede aprehenderse mediante su lenguaje lógico y matemático. Es este estado sensible cuya existencia el artista debe demostrar, esos valores sensibles los que deben revelar sus obras.



Obras desde 1990 a 1999
Lo inmaterial es la realidad sensible del universo. El arte es el conocimiento sensible de lo inmaterial.
Tomar conciencia de lo inmaterial en estado de estructura pura, es cruzar la última etapa hacia lo absoluto.

En el Penetrable, el espectador realmente forma parte de la obra; el Penetrable es una obra que ha alcanzado su meta: se puede reconstruir sin mi ayuda; creo que éste es el verdadero sentido del arte conceptual.

Obras desde 1980 a 1989



La ciencia es un método deductivo y demostrativo, capaz de cambiar la noción estructural que tenemos del universo y detectar con una eficacia formidable la existencia de valores universales fundamentales; pero existe un estado sensible del cosmos que escapa a sus leyes, y que sólo puede aprehenderse mediante su lenguaje lógico y matemático. Es este estado sensible cuya existencia el artista debe demostrar, esos valores sensibles los que deben revelar sus obras.









Obras desde 1990 a 1999


Lo inmaterial es la realidad sensible del universo. El arte es el conocimiento sensible de lo inmaterial.
Tomar conciencia de lo inmaterial en estado de estructura pura, es cruzar la última etapa hacia lo absoluto.


En el Penetrable, el espectador realmente forma parte de la obra; el Penetrable es una obra que ha alcanzado su meta: se puede reconstruir sin mi ayuda; creo que éste es el verdadero sentido del arte conceptual.


El Penetrable concreta la idea que nutrió mi pensamiento sobre la plenitud total del universo, llenado por las relaciones. Es la revelación, del espacio sensible, eternamente pleno de los más puros valores estructurales, tales como la energía, el tiempo y el movimiento. La experiencia del espectador que participa al entrar en un penetrable, y por eso mismo en un espacio-tiempo diferente, será para él más evidente el día en que pueda moverse libremente en un medio ambiente en que la gravedad no exista.
La obra de arte debe ser capaz de suscitar una emoción en el que la contempla, pero eso no significa que deba nacer de una situación emocional.
Si la obra de arte tiene un origen, está en el pensamiento, en el rigor, en la lógica de la investigación artística. El arte no es expresión, sino conocimiento.
Si la obra de arte tiene un origen, está en el pensamiento, en el rigor, en la lógica de la investigación artística. El arte no es expresión, sino conocimiento.
Antaño el artista se situaba como un testigo exterior del mundo cuyas armonías iba recomponiendo a su manera –desde fuera–, creando relaciones de formas y colores en el lienzo. En cambio hoy en día sabemos bien que estamos sumergidos en el espacio. Ya no somos observadores sino partes constitutivas de la realidad.
Ya no está el hombre de un lado y el mundo de otro. El hombre está en lo pleno y ese pleno es lo que quiero que se sienta en mis obras envolventes. Se trata de dar a entender que estamos inmersos en la trinidad espacio - tiempo - energía.
Ya no está el hombre de un lado y el mundo de otro. El hombre está en lo pleno y ese pleno es lo que quiero que se sienta en mis obras envolventes. Se trata de dar a entender que estamos inmersos en la trinidad espacio - tiempo - energía.
Obras desde 2000 a 2003
La función de toda obra de arte es estimular la reflexión, su interés es sumamente conceptual, aunque el artista tiene que recurrir a medios sensoriales para evidenciar esos conceptos.
Mañana como ayer mi arte permanecerá vinculado a lo aleatorio, absteniéndose de querer expresar l o definitivo, lo inmutable. Pues nunca he procurado mostrar la realidad inmovilizada en un determinado momento, sino al contrario revelar el cambio universal cuya temporalidad e infinitud son valores constitutivos. El universo, para mí, es aleatorio. Mi obra también debe serlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario